A 38 días de arrancar las campañas electorales, y a poco más de tres meses del día de la jornada electoral, los actores políticos de la entidad miden sus fuerzas, tantean al rival, y eventualmente, lanzan buscapiés para tratar de buscar simpatías donde se saben débiles. Los partidos presumen sus fortalezas aquí y allá, pero al mirarse hacia adentro, el reflejo de la historia los desencanta, pues algunas fortalezas resultan ficticias, y algunas debilidades insuperables. Y se dan cuenta que la realidad no es como quisieran, sino como es. El PRI presume la fuerza de su actual candidato a la alcaldía de Morelia, Fausto Vallejo Figueroa –que en la elección del 2001 obtuvo 100 mil 221 votos- , pero esconde la tendencia a la baja, que lo llevó a perder la gubernatura del estado en la elección del año 2000, con una diferencia de 68 mil 395 votos. En ese mismo año, el PRD se colocó como la primera fuerza en la entidad con una votación histórica de 561 mil 170 votos, y aunque en su proceso interno para elegir a su candidato al gobierno demostró fuerza en sus bases y buen nivel de participación, el sol azteca también enfrenta serias dificultades en ciertos municipios o distritos que ha descuidado sobremanera. Es el caso de la alcaldía de Morelia, en donde ese partido ha sido gobierno una sola vez, y hace 15 años. La misma capital del estado a donde este 2007 vuelven a llegar sin un cuadro propio que les asegure un buen resultado. En otro lado está el Partido Acción Nacional (PAN), que en las dos últimas elecciones para gobernador no ha logrado superar su posición de tercera fuerza en la entidad, ni siquiera en coyunturas como la de 1995, cuando el PRD se enfrascó en un fuerte conflicto interno, y su candidato al gobierno del estado, Felipe Calderón Hinojosa, con todo y su votación histórica de 281 mil 833 votos, no alcanzó a colocar al blanquiazul en otra posición que no fuera la tercera fuerza en la entidad. ¿De dónde sacan entonces los panistas que ésta es una coyuntura “inmejorable” para ellos? ¿En qué se apoyan cuando dicen que ahora sí llegó la hora del PAN en Michoacán? Lo único que tienen es a un panista michoacano sentado en la silla presidencial. Pero las cifras no mienten. La historia tampoco y la realidad, como dijo Jesús Reyna García, es terca. En la elección constitucional de 1992, el PRI y su candidato al gobierno, Eduardo Villaseñor Peña, fueron reconocidos como fuerza ganadora del gobierno del estado con una votación de 418 mil 80 votos. Con este resultado, aventajó al PRD y a su candidato al gobierno, Cristóbal Arias Solís, con 128 mil 356 votos; al candidato del PAN, Fernando Estrada Sámano, lo aventajó el tricolor con una diferencia de 233 mil votos. En 1995, una coyuntura especial por los momentos álgidos que en su vida interna presentaban el PRI y el PRD, el perredismo redujo significativamente la distancia con el tricolor, y aunque siguió rezagado como segunda fuerza en la entidad, debido principalmente al fuerte conflicto de división que prevalecía en su interior, logró que la diferencia con el ganador de la gubernatura, el priísta Victor Manuel Tinoco Rubí, fuera de sólo 71 mil 910 votos. El PAN, otra vez, fue incapaz de escalar en el tablero electoral y su candidato al gobierno, Felipe Calderón Hinojosa, como ya se mencionó, logró una votación histórica para el blanquiazul en la entidad, pero insuficiente para abandonar el mismo lugar de tercera fuerza. En la elección del 11 de noviembre del 2001, la Coalición Unidos por Michoacán que encabezó el PRD y su candidato al gobierno, Lázaro Cárdenas Batel, arrebató al tricolor el gobierno de Michoacán con 561 mil 170 votos. El PRI se colocó como segunda fuerza con 492 mil 775 votos, es decir, 68 mil 395 menos que el sol azteca; y el PAN, con su candidato Salvador López Orduña, se mantuvo, otra vez, en su tercera posición con 247 mil 961 votos, lo que significó una diferencia de 313 mil 209 votos con respecto a la fuerza ganadora, el PRD y la Coalición Unidos por Michoacán. Pero en 2001 el PAN y López Orduña, no sólo se quedaron como tercera fuerza en la entidad, también redujeron su votación con respecto a la que habían obtenido en 1995 con Calderón Hinojosa, con una diferencia de 33 mil 872 votos.