AJUSTE DE CUENTAS

AJUSTE DE CUENTAS

Felipe Calderón es uno de los presidentes que llegaron más acotados y presionados al poder. Entre el cerrado y cuestionado resultado electoral de 2006 y los muchos compromisos y favores que tuvo que pedir o aceptar para alcanzar el cargo, el Presidente arrancó el gobierno con un equipo cargado de cuotas y un estrecho margen de maniobra, que volvieron al calderonismo algo amorfo y difuso. En el año y mes que ha transcurrido desde su accidentada toma de protesta, las cosas han cambiado. Si ya en los primeros meses Calderón había dado pasos para ir definiendo su ejercicio de poder, y se había sacudido algunos compromisos, en las decisiones tomadas esta semana, con los movimientos hechos al primer círculo de su gabinete, hay una definición sobre el rumbo y el estilo que tomará su gobierno. Para eso el Presidente se sacude algunas cargas que arrastraba y liquida pagarés políticos que se vencieron. En ese ajuste de sus deudas, el presidente empezó por los que fueron sus aliados de campaña. Francisco Ramírez Acuña es el más reciente acreedor político al que Calderón le termina de pagar el favor que le debía y le cancela el pagaré que lo había llevado a ocupar el despacho de la Secretaría de Gobernación. La deuda con el jalisciense que lo apoyó y financió en su etapa de campaña está saldada. Como también se liquidó la cuenta que el presidente tenía con otro ex gobernador que igual apostó por él en la campaña, el yucateco Patricio Patrón Laviada. El nombramiento del emeritense como titular de la Profepa, anunciado ayer, no es precisamente la promesa que le habían hecho de darle la Secretaría de Desarrollo Social cuando sacaran a Beatriz Zavala; pero finalmente, si se toma en cuenta el desgaste del ex mandatario yucateco y el trato que se le dio a la ex titular de Sedesol que era su recomendada, está claro que el cuestionado Patrón salió ganando. El ajuste de las facturas presidenciales con sus aliados de campaña comenzó hace varios meses. La salida de Manuel Espino del PAN y el embate contra el grupo del ex presidente Vicente Fox fueron la primera señal de que el calderonismo había iniciado la ofensiva para sacudirse lastres y compromisos. Después vinieron dos movimientos presidenciales que también fueron parte de la estrategia calderonista para sacudirse compromisos y deslindarse de antiguos aliados: la primera fue ceder la cabeza de Luis Carlos Ugalde al PRI y al PRD; y la segunda fue la creación y aprobación del IETU, en la reforma fiscal, a pesar de las protestas y reclamos de los empresarios e industriales. Si se suman aquellas decisiones con las que acaba de tomar el Presidente en su gabinete, está claro que los aliados de campaña están dejando de ser aliados en el gobierno. Y que el calderonismo se está definiendo y trata de recuperar el margen de maniobra que no tuvo en el arranque para mostrarse, ahora sí, con su propio estilo y forma de ejercer el poder. Le quedan vigentes todavía algunos pagarés políticos: Elba Esther Gordillo y sus cuotas dentro del gabinete siguen cobrando las regalías de los favores, quién sabe si por mucho tiempo más, igual que Alberto Cárdenas, que muchos ven con sus facturas a punto de vencer. En lugar de los antiguos aliados, Felipe Calderón se busca ahora nuevos acompañantes: el priísmo de Manlio Fabio Beltrones es el principal; el coqueteo con Los Chuchos para que, si toman el control del partido, modifiquen la línea de desconocimiento a su gobierno. Refuerza sus alianzas con los poderes mediáticos, especialmente con la televisión; y eso sí, hay un aliado con el que no quiere ni discutir temporalidad el Presidente, con todo y sus excesos: el Ejército. No queda claro si eso será bueno o malo para el país, pero es un hecho que un año después empieza a cobrar forma la Presidencia de Calderón. ................................................Salvador García Soto