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qué le pasó a Enrique?De pronto le dio por hilvanar un escapulario de lo políticamente incorrecto en una sola tirada, dejando al descubierto verdaderos tesoros para la hermenéutica política. Sólo le faltó criticar la despenalización del aborto y elogiar la reforma del ISSSTE. Por lo demás reconoció la injerencia de los Estados Unidos en las elecciones mexicanas, incluidas, se deduce, las estatales (lo cual tiene un significado especial viniendo de un ex secretario de Gobierno), manifestó que no hubo fraude en el 2006, y que el PRD perdió por andar peleándose con los que mandan. Pero, al margen del conjunto de las ideas expresadas, especie de estridencia contra la estridencia, hay algunas frases que hacen especialmente ruido, y que citadas fuera de contexto parecen graves, pero situadas en contexto parecen aún peores. Por ejemplo, eso de que la izquierda podrá ganar sólo “mostrando que no vamos a tocar intereses”.
López Obrador perdió porque no se comprometió a dejar ilesos esos intereses, sostiene entre líneas el licenciado Bautista. Por tanto, hay que aprender de la experiencia: cedamos a esos intereses de manera abierta y formal, incluso como proyecto programático. Entonces ganaremos. “La izquierda debe dejar las estridencias”, sostiene. Y yo, que no puedo dejar mi afición a los diccionarios, leo: “estridencia: violencia de la expresión o de la acción”. Es decir, como se explica en el catecismo, violencia de palabra o de obra (cabría agregar, de omisión). No sólo no hay que actuar: tampoco hay que decir. Sólo de esa forma se puede evitar la estridencia. En otras palabras: la izquierda debe dejar de ser izquierda. Debe dejar de andar de mal portada, pues “hasta los pobres se espantan”.Pero quizás lo más delicado surge cuando dice que es necesario respetar los “poderes fácticos”.¿Qué cosa es eso? Fáctico viene del latín factum, que significa, relativo a hechos, opuesto a teórico o imaginativo (Diccionario de la Real Académica de la Lengua). Un poder teórico, por ejemplo, es el del Instituto Electoral. Un poder imaginativo, el de los que escribimos pensando que eso sirve para algo. Un poder fáctico, en cambio, por definición no es teórico ni imaginativo, incluso no debe ser legal siquiera. Le basta con ser. Un poder fáctico es el de las cúpulas del poder empresarial. Otro poder fáctico es el de los transportistas (y a quien lo dude le bastará con ver los cinco pesos fácticos que de hecho violan la legalidad teórica). Fáctico es, pues, lo de a deveras. El narco es un poder fáctico.
¿Qué le pasó, pues, a Enríque? No atino a responder, porque la experiencia me ha demostrado que en política nunca hay que confiarse en una sola interpretación. Así que me atrevo a plantear tres hipótesis: 1. Bajó la guardia un momento, se desveló el domingo, o le dieron tequila adulterado. 2. Se lo recomendó su asesor de marketing. 3. Le dio por ponerse sincero. Si fue el primer caso, puede ser que el hecho le cueste la candidatura de su partido.
Cristóbal Arias criticó a Bautista en un tono en el que ya ve a su adversario en la lona. Leonel Godoy, más prudente, no logró, sin embargo, esconder su enorme sonrisa de dientes delatores. López Obrador fue el menos estridente. Prefirió llamar a la unidad del partido, ante la amenaza que todos parecen ver, menos el propio PRD estatal, de que el PAN les dé la vuelta en la elección. López Obrador ya sabe que eso no sólo puede pasar, sino que, en efecto, pasa. Si fue el primer caso, tendría que salir urgentemente a trazar precisiones, y ya encarrerado, poner sobre la mesa el tema de los proyectos de gobierno, que todavía podrían llegar a significar algo.
Por ejemplo, podría explicar de qué manera no va a “tocar intereses”, pero al mismo tiempo va a realizar tal y cual proyecto de interés social. (Lo malo de esta opción es que ya nadie cree en las promesas de campaña).Ahora que si Enrique dijo lo que dijo, conducido por su asesor de marketing, quizá el asunto sea completamente distinto. Si medimos el asunto no ideológicamente, sino en puntos de posicionamiento, Enrique Bautista avanzó bastante. Logró lo que el marketing valora sobre todas las cosas: presencia. “Que hablen de ti, aunque sea bien”, dice el dicho popular. Y en efecto, sus declaraciones fueron más comentadas, al menos a nivel local, que el desencuere de Niurka. Es la escuela de Fox, de quien seguimos hablando a pesar nuestro.