EL PAIS TAMBIEN ES YURECUARO 3

La falta de instancias legales eficaces ante las cuales se puedan hacer valer las demandas ciudadanas, de impartición justicia, suministro efectivo de los servicios públicos o la actuación convincente e imparcial de las institutos electorales, el grueso de la población desposeída se ve obligada a hacer sentir su voz mediante marchas, plantones y cierre de calles o carreteras. Ante esos hechos, sectores de las clases medias manifiestan su descontento y emiten una censura que de inmediato es reproducida y magnificada por los medios de comunicación al servicio de los intereses de la oligarquía, máxime cuando algún partido político o movimiento ciudadano encabeza o propicia estas acciones. Se les reprocha que afectan sus intereses pasajeros al libre tránsito o la comodidad para ejercer el comercio; también, alegan, que afean y llenan de basura los espacios públicos No se detienen a considerar la disparidad de los valores que entran en conflicto: el bienestar individual frente a necesidades colectivas elementales; y que los grupos sociales actúan así porque no les quedó otro camino. Si verdaderamente existiera un “Imperio de la Ley”, y a través de las impugnaciones legales se obtuviera una justicia pronta y eficaz, si los funcionarios respetaran las decisiones judiciales, tanto las marchas y plantones no se llevarían a efecto, pues pasarían a ser unos medios enfadosos, tardados y de resultados inciertos.Si algún grupo político recurrió en el pasado a las acciones antes descritas, si entre sus militantes y simpatizantes predominaba una cierta urbanidad cerril, los motivos sociales de su proceder ya se han apuntado. Pero si esa formación política sostiene en su Declaración de Principios la defensa de los grandes intereses nacionales y los ha avalado con hechos, en los sitios en que ha gobernado, deberá ser llevado al poder en todo el país, mediante el ejercicio del voto. Un partido, que al decir de Gustavo Iruegas, columnista de La Jornada, se asuma como de izquierda, progresista, popular y nacionalista. De izquierda: al promover la nivelación de las clases sociales mediante la justa distribución del ingreso, gracias al pago progresivo de impuestos de los que más tienen. Progresista: al procurar el mejoramiento de las personas y la sociedad mediante el empleo, la educación y la salud, lo que posibilitará el ascenso social entre las diversas capas de la población. Popular: al combatir la marginación, la pobreza y la injusticia. Nacionalista: al tiempo que preserva la soberanía nacional promueva la cooperación y la solidaridad internacionales. Al candidato a la Presidencia Municipal, cuyo partido asume estos principios como propios se le debe exigir el compromiso de sostenerlos ante cualquier instancia, ya sea estatal o federal. Asimismo, que luchará en contra de los vicios del Antiguo Régimen y los postulados de la derecha, neoliberal, elitista y extranjerizante. ROGER MAJO