CRÓNICA DE UN DESASTRE
El 31 de abril de 2008 en el crucero de la Buena Huerta, un camión torton cargado con 40 toneladas de nitrato de amonio fue arrollado por un tren de carga que se dirigía a la estación Patti. Con el impacto el combustible diesel del camión y la locomotora se mezclaron con el fertilizante y por las chispas que deprendían los acumuladores, se inició un fuego que hizo las veces de un detonador de esa mezcla, la cual produjo una inmensa explosión. Ésta abrió un cráter de 200 metros de diámetro y 15 metros de profundidad. La onda de choque arraso con vidas y propiedades en las cuatro manzanas contiguas al siniestro. Las esquirlas al rojo vivo que salieron disparadas en todas direcciones originaron una gran cantidad de victimas humanas y de animales domésticos; también fueron la causa de numerosos incendios que se extendieron desde el Hacha hasta el templo de la Purísima. A su vez, la explosión hizo volar por los aires a unos carros tanque que contenían materiales tóxicos, mismos que por la fuerza de los vientos dominantes se esparcieron por toda la zona urbana, llegando sus efectos mortíferos hasta la Rivera y la Concia. Solo la imaginación del Dante pudo describir en detalle tan inmensa tragedia.Esto, no pasa de ser un mero ejercicio de la imaginación, pero: ¿Qué pasaría de darse en Yurécuaro un evento de esta naturaleza, aunque fuese en una escala menor? ¿Existe en un atlas de riesgos de nuestro municipio? ¿Hay planes de contingencia una vez que estos se convierten en realidad? ¿Cómo habrán de conducirse tanto la población como las autoridades en caso de terremoto, una tromba, la explosión de un polvorín de coheteros o el rompimiento de un oleoducto que contamine las tierras de labor y los mantos freáticos? ¿Se han previsto algunas áreas para la instalación de un hospital de campaña o bodegas para el acopio de víveres? ¿Cuáles serian los canales de distribución de comida? Como se coordinaría el empleo de maquinaria pesada para la remoción de escombros y la excavación de fosas comunes? Si estos planes ya existen, seria muy conveniente que fuera del conocimiento de toda la población. No se debe esperar “a la buena de Dios” que dado el caso, el gobierno federal instrumente el plan DN-3 en nuestro auxilio, ya que se ha visto que durante los primeros momentos de una contingencia, no siempre ha sido oportuno y eficaz que se hubiera deseado. Por ello, nuestra población debería estar preparada y ser autosuficiente.Se ha mencionado con insistencia, que los defectos devastadores de las inundaciones de Tabasco pudieron evitarse con medidas de prevención oportunas, que por lo demás hubieran sido de bajo costo. El reciente desastre en Juan de Grijalva, Chiapas debe servirnos de ejemplo: no se debe esperar a que se presente la crisis para actuar. ROGER MAJO