Esta ha sido una semana reveladora. A través de graves asuntos por fin ventilados han quedado expuestos al sol , para conocimiento del público mexicano que tiene memoria y no está en edad de chuparse el dedo, los trapos políticos de la elección 2006 , la más sucia que se haya visto en México. Muy elocuente fue el análisis a posteriori de la Ley Televisa. Lástima que el Congreso no la analizó a priori aunque desde el primer momento un grupo de senadores, encabezados por el panista Javier Corral y el priista Manuel Bartlett , dio la voz de alarma. La ley Televisa era una aberración. No importó. Nadie hizo caso porque se trataba simple y llanamente de imponer a punta de spots a un candidato que no subía: Felipe Calderón. Hoy la Suprema Corte, una vez ahogado el niño, tapa el negro pozo y cree que con desaparecer los peores artículos , todo queda en órden y aquí no ha pasado nada. Presidida por el ministro Guillermo Ortiz Mayagoitia, electo en enero 2007, la Corte necesitaba recuperar un poco de credibilidad , ya que el anterior presidente Mariano Azuela, gente de Miguel de La Madrid, se entregó a los caprichos de Fox (la intentona de desafuero de Amlo, que tanto lo entusiasmó) y de Marta (caso Gutiérrez Vivó vs. Radio Centro : la Ministra Olga Sánchez Cordero explicó que no podía votar contra su amiga de infancia Ana María Aguirre) . Ahora la Corte actuó con conceptos de más altura: “ Está en juego un sector vital para la soberanía misma del Estado mexicano, aseguró uno de los ministros, convencidos de que nunca antes habían tenido en sus manos un juicio en el que estuvieran en juego tantos intereses y en el que se mantuvieran involucrados personajes de todos los sectores de mayor poder en el país, lo mismo del área política que económica. Pero en donde debe prevalecer el interés nacional “.En suma a Televisa y a TVAzteca, que se pasaron de listos , la Corte les revirtió, elegantemente dicho, “el chirrión por el palito”. Y hoy al actual jefe de los senadores priistas Manlio Fabio Beltrones, le inquieta el poder que pueda tener sobre las concesiones el Ejecutivo, obvio representante del Estado, Felipe Calderón. Claro, la Corte en su enfoque favoreció al Ejecutivo en detrimento del Legislativo que traicionó “el interés nacional” al votar la dicha ley el año pasado. La resolución de la Corte deja mal parada a la LIX Legislatura y arroja graves sospechas sobre la honestidad de los legisladores de todos los partidos que impusieron la Ley Televisa en momentos previos a la elección presidencial. Sirvieron al duopolio -y sin duda no fue gratis-, pero también a una runfla de empresarios lo suficientemente ricos para sobornarlos. Sirvieron a Calderón , que se infló a base de spots, y paradojicamente hoy Beltrones le reprocha a la Corte el excesivo poder que le dio al Ejecutivo sobre el espacio radioeléctrico de México, “discrecionalidad superior al de Hugo Chávez en Venezuela”, chilla el priista. Sería cuestión de primera importancia transparentar la actuación de Emilio Gamboa , hoy jefe de los diputados y antes de los senadores del PRI , y del mismoBeltrones que hoy se indigna contra el Poder Judicial. La actual ética postura de la Corte dio por resultado que se atacara “el corazón mismo de la Ley Televisa”Asimismo, si la Suprema Corte de México acepta que se puso en juego la soberanía nacional y que debe prevalecer el interés nacional , sería bueno que no sólo invalidara los artículos más aberrantes del l intento del duopolio de asaltar al Estado Mexicano sino que sería indispensable acabar con la impunidad pidiendo cuentas a los que con tal de llevar a Calderón a la presidencia, cedieron dicha soberanía . Estaría involucrada en ese verdadero crimen contra México mucha gente , empezando por la LIX Legislatura en pleno: Esos diputados que “no leyeron “ o no entendieron la canallada propuesta y esos senadores que vimos votarla con sonrisa burlona en los labios en el canal del Congreso , encabezados por Emilio Gamboa Patrón , el cabildero de toda esa monstruosidad que el PRIAN armó y que hoy colocó el viejo PRI como jefe de sus diputados, insisto. No cabe duda, la aceptación de esa ley fue un complot del que no se salvó ni el propio López Obrador que por ingenuidad o temor a perder todo apoyo de la tele no se quiso pelear con las televisoras y decía: "No creo que sea cierto (que haya habido una negociación política para sacar adelante la Ley de Radio y Televisión) . No creo que eso pase”.